En la cata de quesos, existen una gran diferencia a la hora de comer quesos y probarlos. Por lo tanto, a la hora de disfrutar de las maravillosas sensaciones que nos aporta el queso en cualquiera de sus formas, sería conveniente que conociéramos el arte de la cata del quesos.
La cata de queso consiste en percibir, analizar y juzgar las características organolépticas de este producto. Es una técnica con la que medimos y evaluamos características como: apariencia, olfato, gusto y textura a través de los sentidos.
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¿Cómo hacer una cata de queso como un experto?
Como bien sabemos, cada tipología de queso es diferente, no hay dos iguales y cada uno de ellos tiene una personalidad muy distinta. En este sentido, un queso de cabra curado puede ser muy distinto a un queso crema o a un queso al vino de Murcia. Por ello, en el blog de hoy de Palancares, queremos mostraros curiosidades, datos y recomendaciones a la hora de realizar una cata de queso.
La temperatura
Es primordial conservar los quesos en el frigorífico, pero siempre es necesario atemperarlos un par de horas antes de consumirlos. La temperatura perfecta sería, para los quesos de pasta blanda unos 18-20 grados y para los quesos de pasta semidura y dura, unos 22-24 grados.
Acompañamiento
A la hora de llevar a cabo una cata de quesos, es primordial tener un buen acompañamiento al lado.
Uno de los más importantes es el pan, puesto que nos sirve como soporte físico y potenciador del sabor. En este caso, recomendamos un pan de centeno para nuestros quesos de cabra, pan de nueces para los quesos más curados y pan vienés para cualquier variedad de queso.
También, la fruta es un gran acompañante puesto que arrastra con ella la grasa del queso y consigue una de las mejores sensaciones.
Un alimento que tampoco puede faltar son los frutos secos. En este caso, se ponen almendras, avellanas o nueces. También, al gusto del consumidor.
Uso de los sentidos
Usar los sentidos es de vital importancia a la hora de realizar una buena cata de quesos. Aquí te dejamos en qué influye cada uno de los sentidos.
Para empezar, gracias a la vista observamos el exterior del queso que nos dispongamos a degustar. En ese momento, te planteas las siguientes preguntas: ¿Cómo es su forma geométrica? ¿De qué color es la corteza? ¿Qué aspecto tiene la textura? ¿Hay grietas en el queso? ¿Cómo es su tamaño?
La sensación que nos aporta el tacto influye en nuestra percepción del sabor. Este sentido nos aporta información sobre el grado de humedad, de rugosidad, etc. ¿El queso es duro o blando? ¿Ligero y quebradizo o duro y denso?
Por otro lado, el olfato es uno de nuestros sentidos más desarrollados. Al oler el queso, se debe respetar una distancia para apreciar su característico olor. ¿Qué tipos de aromas tenemos que buscar? Los aromas lácticos, herbosos, sabrosos, florales, de nuez y terrosos.
Por último, el sentido más preciado: sabor. Lo que recomendamos en Palancares es catar un trozo pequeño, para así disfrutar del proceso y percibir cada uno de los sabores y atributos como: la firmeza, deformabilidad, friabilidad y adherencia. ¡Tratar de descifrar todos los sabores puede ser un gran desafío! Pero siempre, una gran experiencia.
En conclusión, la cata de quesos es una gran experiencia que tienes que hacer y aprovecharla al máximo, consigue que disfrutes de comer queso y aprendas el lenguaje de este gran alimento, así como las piezas claves. Desde Palancares queremos formar parte de ella y, ¡Pruebes cada uno de nuestros quesos! Sabemos que te dejarán sin palabras.