Hoy en día decidimos cubrir los nachos con los ingredientes que más nos gustan, siempre y cuando se incluya queso derretido. Distintos tipos de carne, variadas salsas y un sin fin de cosas. Pero los nachos tienen una verdadera historia mexicana que se remonta a un hombre llamado Ignacio Anaya (Nacho para los amigos), y nosotros te la vamos a contar.
La historia comienza en una ciudad llamada Piedras Negras en Coahuila, México. Un grupo de esposas de militares estadounidenses en Eagle Pass, Texas, cruzaron la frontera para comprar algo de comer. Anaya, el metre del hotel Victory Hotel, tuvo que salir corriendo, ya que todos sus cocineros ya se habían ido a casa.
Se le ocurrió un plato simple: colocó capas de queso y jalapeños en escabeche encima de chips de tortilla fritos, y metió todo en el horno hasta que el queso se derritió. Fue un éxito y las mujeres quisieron repetir. El plato se convirtió en un clásico en el menú del Hotel Victory y otros restaurantes cercanos comenzaron a servirlo.
Más tarde, Anaya abrió su propio restaurante y lo llamó Nacho’s. Los restaurantes al otro lado de la frontera incorporaron en los nachos a sus cartas, convirtiéndolos en una parte importante de los menús Tex-Mex, con añadidos como carne de res, pico de gallo, frijoles y similares.
Esta receta fue versionada y surgieron los nachos Ballpark en 1970, cuando un empresario nacido en México, Frank Liberto, masificó el consumo de los nachos ofreciéndolos en un partido de béisbol y después en uno de fútbol americano. Desde allí, aparecieron en estadios y cines de todo Estados Unidos, y luego en un país tras otro.
Hoy, Día Mundial de los Nachos, damos las gracias a estas dos personas por crear y exportar al mundo algo tan delicioso.